
En esos momentos no pienso en a desgracia, sino en todas las cosas bellas que aún quedan. Ahí está gran parte de la diferencia entre mamá y yo. El consejo que ella da para combatir la melancolía es: << Piensa en toda la desgracia que hay en el mundo y alégrate de que no te pase a ti >>. Mi consejo es: << Sal fuera y trata de reencontrar la felicidad en ti misma; piensa en todas las cosas bellas que hay dentro de ti y a tu alrededor, y sé feliz >>.
En mi opinión la frase de mamá no tiene validez porque ¿qué se supone que tienes que hacer cuando esa desgracia sí te pasa? Entonces, estás perdida. Por otra parte, creo que toda desgracia va acompañada de alguna cosa bella, y si te fijas en ella, descubres cada vez más alegría y encuentras un mayor equilibrio. Y el que es feliz hace feliz a los demás; el que tiene valor y fe, nunca estará sumido en la desgracia.
Tu Ana M. Frank.
Graaan razón!
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